Ponerme de acuerdo conmigo misma para escribir es misión imposible.  Aún así usaré escribir como una terapía, ante el vaivén de la vida, que a veces me hace querer bajarme del barco por un momento, tomar un respiro, o acaso cortarme un dedo.  
Hoy fué un día intranquilo, intranquilo en todo sentido.  No he hecho absolutamente nada y ha sido tormentoso.  Ha sido un día de negociaciones conmigo misma, negociaciones desde la decisión de hacer cualquier cosa, hasta la decisión de pelear con no querer hacer nada y hacerlas de todos modos y luego pelear por alejar pensamientos negativos que tocan a mi puerta, y pelear por relajarme y no sentarme a tomar té de burbujas con ellos.  
¿Quién dijo que esto de escribir era tarea fácil?  Ya lo estoy comparando con la tarea de escuchar música a conciencia, me he dado cuenta que lo de escuchar música se convirtió en una terapia también ante el estrés y a la cual ya casi le perdí el placer por el placer, ya la estoy relacionando solo con la agitación y con la misión que ha tenido hasta el momento.
Ahora cuál será mi nueva terapia, hacer postres.  
En fin, día de agitación, no está sirviendo ni la deliciosa voz de Kim Yun Ah.
Me levanté decidida a hacer algo productivo hoy y he fracasado a la mitad, debía escribir, escribir por encargo, escribir un ensayo en inglés sobre porque quiero darle un rumbo a mi vida como lo estoy planeando y ha sido casi imposible.  Decidí ponerme en los zapatos del otro y escribir lo que me gustaría leer, pero me estoy leyendo tan suave, como si yo misma pensara que escribí eso con esa fórmula.  Patético.  Bueno, voy a cepillarme los dientes, e ir a la cama temprano.  
Así ponerme más propósitos para el día de mañana de continuar escribiendo.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario