Ya me había olvidado de él. Así como me he olvidado de varios chicos que han pasado por mi vida. Me olvidé de tanto que me gustaba y lo admiraba, a él, a su voz y a su puesta en escena, a su actitud de estrella de rock activista, a sus pantalones apretados, a la vez que de la mano me llevo por las calles mojadas y llenas de hielo. Me olvidé de lo agradable que me resultaba y lo tanto que planeaba verlo y encontrarme con él. No me importaba que estuviera saliendo con alguien, me gustaba, verlo me era suficiente. Y me sorprendo de lo selectiva que es la memoria, lo que fue trascendental en algún momento, lo deja de ser, y los recuerdos surgen y se disfrazan, a veces nos acordamos de unas personas y a veces no. No obstante, recordar esos sentimientos tan divertidos y puros acerca de él, me puso en un modo alegre, y haber leído una frase como: "Mi debilidad son las chicas elfo" me hizo enamorarme de nuevo por un momento.
Durante mis noches de vigilia, recuerdos vienen y van, recuerdos de personas, hombres, mujeres, amigos, amantes, pero aún así nadie tan transcendental como para quedarse para el día. Tal vez dentro de unos meses lo volveré a recordar, a ese chico, que habla japonés, canta y le gusta la cultura nórdica. Nunca sabré si lo volveré a ver.
Durante mis noches de vigilia, recuerdos vienen y van, recuerdos de personas, hombres, mujeres, amigos, amantes, pero aún así nadie tan transcendental como para quedarse para el día. Tal vez dentro de unos meses lo volveré a recordar, a ese chico, que habla japonés, canta y le gusta la cultura nórdica. Nunca sabré si lo volveré a ver.
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